Visiones del presente. La robotica aplicada a la guerra
Cuando pienso en las luchas que llevo
adelante contra el sistema, me doy cuenta
de hasta qué punto el poder ha llegado a
insinuarse en mi intimidad. Me basta pensar
en algunos años atrás cuando la tecnología
en mi cotidianidad no era tan presente y
fuerte, y lo difícil que es hoy no dejarla
entrar en cada uno de mis pensamientos y
gestos.
La era en la que vivimos es la era del
capitalismo tecnológico y para entender
cómo se mueve el poder debemos entender
la tecnología, que influencia nuestra
vida, nuestros cuerpos y nuestro modo de
pensar.
Leyendo los libros que hablan de luchas
pasadas también veo un desnivel de
fuerzas cada vez mayor entre el pasado y el
presente: mientras que hasta hace un siglo
era posible luchar contra el enemigo con sus
mismas armas (fusiles, pistolas) hoy esto
es imposible por la gran cantidad de armas
tecnológicas irreproducibles sin el aparato
extremadamente complicado que las
sostiene (centros de investigación,
experiencia científica, materiales
y organismos genéticamente y
atómicamente manipulados) que se
encuentran en manos del enemigo.
A partir del momento en que la
industria ha perdido el control
del mundo, la guerra se ha vuelto
industrial. Hoy la ciencia constituye
la base de las fuerzas productivas,
la economía se prolonga en la
guerra y la guerra se vuelve
económica, industrial, científica
y tecnológica. La investigación
científica, fundamental para nuevos
descubrimientos tecnológicos,
financia, produce y sostiene las
guerras de todo el mundo.
Así la tecnología se vuelve la continuación
de la política, de la guerra y de la economía
con otros medios, dando la posibilidad a
los estados capitalistas de subyugar a otros
estados y poblaciones de manera cada vez
más eficaz.
Al mismo tiempo, la industria bélica posee
armamento y estructuras tecnológicas que
han creado un sistema de control cada vez
mayor (videovigilancia) y más preciso en
el ataque y en la defensa.
Muchos centros de investigación militar
junto a otras empresas de las que nadie
sospecha como Google, están realizando
proyectos ambiciosos para que la guerra
sea cada vez más mortífera: de hecho
recientemente Google ha comprado la
Boston Dynamics, una parte del MIT
(Instituto de Tecnología de Massachussetts),
principal cliente del DARPA, la agencia
del gobierno del Departamento de la
Defensa de los Estados Unidos encargada
del desarrollo de nuevas tecnologías para
uso militar.
En particular Google está concentrando
muchos de sus recursos en la robótica, sea
civil o militar ya sabemos que este límite es
cada vez más ambiguo. De hecho, tenemos
varios ejemplos en la historia que nos
confirman lo útiles que han sido los nuevos
descubrimientos tecnológicos “civiles” en
el campo militar y viceversa.
En los últimos años han confluido en
la robótica perspectivas humanísticas,
lingüísticas y psicológicas para poder
llegar al robot humanoide que nos ahorre
los trabajos duros, pequeños y grandes
inconvenientes del día a día o que pueda
decidir eliminar a un objetivo sin dejarse
influenciar por los sentimientos (aunque
pienso que un soldado ya de por sí no tiene
muchos sentimientos desde el momento
en que decide hacer carrera disparando y
matando a cualquiera obedeciendo una
orden).
BOSTON DYNAMICS
La Boston Dynamics es una
empresa de proyectos de ingeniería
robótica que en los últimos años
ha creado BigDog, un robot de
cuatro patas capaz de caminar,
correr, permanecer en equilibrio si
lo atropella un peso de hasta 20 kg,
que analiza los datos del ambiente
en el que se mueve y sigue a los
soldados en lugares peligrosos
y desconocidos como bosques,
zonas en mal estado, hielo, etc. Por
ahora el BigDog está preparado
para apoyar a los soldados, cargar
hasta 180 kg de equipamiento y es
totalmente autónomo, o sea que
no necesita que lo dirijan. Entre
los otros proyectos en los que
está trabajando Boston Dynamics
VISIONES DEL PRESENTE
LA ROBÓTICA APLICADA A LA GUERRA
El robot Big Dog de Boston Dynamics
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también hay un humanoide capaz de
mantener una conversación.
Todo esto ha sido posible gracias a la
convergencia de diferentes sectores
tecnológicos y científicos que se han
interconectado para alcanzar objetivos
comunes. Estas ciencias (nanotecnologías,
biotecnologías, ciencias cognitivas,
informática), llamadas “tecnologías
convergentes”, trabajan juntas y querrían
dar inicio a la era de la inteligencia artificial,
creando un robot capaz de “comprender”
lo que está a su alrededor para tomar
decisiones autónomas.
Hay videos en internet y decenas de noticias
que presentan nuevos descubrimientos
tecnológicos militares, y se justifican
con el leit motiv de siempre “por el
bien de la humanidad”. De hecho, estos
robots estarían diseñados para hacer más
fácil la vida del soldado o sustituirlo en
situaciones imposibles de afrontar como
zonas afectadas por armas químicas, para
alcanzar a heridos bajo los escombros,
o para sobrevolar y atacar zonas sin
participación directa de soldados (después
veremos los diferentes drones-caza).
LA CARRERA DE
LOS TECNO-ARMAMIENTOS
En Israel se prueban muchos de los
nuevos prototipos tecnológicos militares.
Hace algunos años que este estado posee
varios escudos de acero, los Iron Dome:
sistemas de defensa semi-autónomos muy
sofisticados que funcionan las 24 horas del
día en cualquier condición atmosférica y
que gracias a su radar captan el lanzamiento
de un cohete enemigo, identifican su
trayectoria y lo atacan. Gracias a estos
escudos, los israelíes se sienten mucho
más seguros y protegidos y ahora ya están
pensando en hacer turísticas las zonas más
afectadas por los cohetes palestinos, vista
la eficacia con la que son neutralizados con
estos escudos inteligentes.
A lo largo de la frontera fortificada entre
Corea del Sur y Corea del Norte se han
colocado algunos robots-centinela que
sustituyen a los soldados de la frontera: el
SGR-1 está dirigido a distancia y percibe
a los intrusos con sensores de calor y de
movimiento, además está dotado de una
cámara con un alcance de hasta cuatro
kilómetros de distancia durante el día y casi
dos kilómetros por la noche. Este robot,
también llamado “el pistolero”, posee
pistolas con proyectiles de goma, además
de una metralleta y de un lanzagranadas;
si una persona se encuentra delante del
“pistolero” y no conoce la contraseña para
interactuar con él, se activa una alarma y el
robot puede disparar con su ametralladora.
En algunos conflictos armados se utiliza
el Irobot Warrior, una plataforma robótica
similar a la que se utiliza
para desactivar bombas.
Sobre esta plataforma se ha
montado una ametralladora
electrónica que dispara 16
balas por segundo y que,
dirigiéndose muy cerca
de la zona considerada
peligrosa, puede lanzar
bombas contra el objetivo
elegido.
La agencia DARPA se
ha lanzado con gran
entusiasmo a la robótica,
para ganar la competición
entre los ejércitos de los
diferentes Estados. El
DARPA sostiene que,
además, un robot es mucho
más fiable y la pérdida
de uno o más robots, no
provoca un rechazo hacia
la guerra por parte de la
opinión pública, como
sucede con la pérdida de
humanos.
Hace muy pocos años que se han creado,
a través del DARPA, robots bípedos para
probar instrumentos de protección química:
para proporcionar condiciones de prueba
realistas, estos robots simulan la fisiología
humana interna (controlar la temperatura,
la humedad y el sudor). Capaces de saltar,
subir y esquivar obstáculos, son máquinas
perfectas para afrontar la guerra y ya forman
parte del ejército de robots pensados y
construidos por la Boston Dynamics.
Dentro del mismo campo de la robótica,
el DARPA está trabajando en la armadura
para soldados “Talos”. Se trata de un
exoesqueleto diseñado por la sección de
investigación, desarrollo e ingeniería del
ejército de EEUU y por el Instituto de
Tecnología de Massachussetts, que reduce
el cansancio, da una fuerza sobrehumana
y protege de los proyectiles de fuego. Está
dotado de un visor similar a los google
glass, proporciona informaciones ulteriores
sobre las zonas cercanas en las que se
encuentra, incluso en la oscuridad gracias
a la visión con infrarrojos. Hay sensores
en la armadura que informan sobre la
temperatura corporal, las pulsaciones
cardíacas y el nivel de hidratación, además
puede llegar a curar automáticamente
eventuales heridas a través de una espuma
cicatrizante. Para bloquear balas o objetos
metálicos y proteger a los soldados del
fuego, el exoesqueleto Talos está recubierto
de un extracto de materiales líquidos
definidos «magneto-reológicos», que
pueden solidificarse en pocos milisegundos
si los atraviesa una corriente eléctrica o
un campo magnético. Creo que esto es
un ejemplo muy claro de la reclusión del
humano-máquina dentro de la máquina.
Otros ejemplos para entender mejor como
la tecnología puede volver los actos de los
militares cada vez más exasperadamente
irresponsables son los nuevos drones-caza,
que ahora pueden despegar y aterrizar
autónomamente, su vuelo está teledirigido
y pueden señalar objetivos sensibles para
atacar en la tierra, en el aire o en el mar.
Se llaman X-47B y X-47-C, son invisibles
a los radares y pueden cargar 4 toneladas
de armas. Estos medios de transporte están
teledirigidos a distancia por un soldado
“experto”, al que se le ha encargado dirigir
hasta el último movimiento: apretar un
botón y lanzar una bomba o disparar 50
balas en un segundo sobre ‘objetivos’ (ya
ni siquiera se les llama seres humanos).
Otro vehículo similar es el Neuron, un
dron europeo de combate en cuyo diseño
también está implicada FinmecanicaAlenia Aermacchi y Selex Galielo, que ha
desarrollado el sensor para el estudio y el
reconocimiento de objetivos. La aeronave
tiene la capacidad de explotar la inteligencia
artificial para desarrollar tareas y llevar a
cabo objetivos de manera casi totalmente
autónoma.
ITALIA: VANGUARDIA
DE LA TECNOLOGÍA BÉLICA
CON FINMECCANICA
Finmeccanica ha creado desde hace tiempo
una estructura para la investigación. Esta
estructura, llamada Mindsh@re , es una
especie de laboratorio que estudia nuevas
tecnologías y productos para introducir
en el mercado bélico. Esta institución
se articula mediante “comunidades
tecnológicas”, que son redes temporales
compuestas por investigadores de las
empresas, universidades y laboratorios
privados que trabajan en la creación de
tecnologías o procesos considerados
El exoesqueleto Talos de DARPA para los soldados
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estratégicos. Una vez han desarrollado una
tecnología interesante, estas comunidades
se cierran y el personal pasa a formar parte
del departamento especializado en una
área tecnológica de una de las empresas
de Finmeccanica. Las “comunidades
tecnológicas”, como todo Mindsh@re,
tienen relaciones muy estrechas con el
mundo universitario y están subdivididas
en diferentes grupos focalizados, que son
el verdadero motor de la estructura.
Se trata de grupos temáticos que
tratan los detalles de cada tecnología.
Estos solo son algunos ejemplos de
estos grupos focalizados:
– Radar: trabaja con una frecuencia
radar capaz de descubrir objetivos
invisibles por los radares normales.
– Sistemas autónomos: es el último
que ha salido y se ocupa de robótica y
domótica: está trabajando en el estudio
de los “snake” (sistemas robóticos que
pueden actuar y moverse en cualquier
contexto, y, gracias a esnifadores
y a sensores de nueva generación,
pueden analizar y tomar muestras
del terreno y de los edificios de su
alrededor). También están diseñando
“humanoides”, con la colaboración
del Instituto Italiano de Tecnología de
Génova, y se encargan de desarrollar
brazos robóticos parecidos a los de un
ser humano.
– Material. Se ocupa del desarrollo
de nano material y del estudio de la
fotónica. Actualmente trabaja en las
pinturas radar absorbentes.
PENSAR LAS NUEVAS
GUERRAS
Cada vez son más frecuentes
los entrenamientos militares
en los que se prueban las
armas tecnológicas más
mortíferas y en los que se
simulan escenarios de guerra
en los centros habitados.
Un ejemplo reciente es el
entrenamiento militar en el
campo social “CONEX15”
que se ha desarrollado en
el norte de Suiza, donde
5.000 militares se han
movilizado para “simular”
controles de fronteras,
asegurar puntos estratégicos
e infraestructuras críticas,
combatir y prevenir saqueos
y sabotajes. O el mayor
enfrenamiento de la OTAN
“Trident juncture”, que
se ha llevado a cabo en
Cerdeña en octubre del 2015
y en el que han participado
36.000 soldados, centenares
de vehículos, aviones y
naves para prepararse para
las guerras del futuro.
Estos solo son algunos
ejemplos, hay muchos otros
entrenamientos militares en
otros rincones del mundo y es muy difícil
enterarse.
¡LA TECNOLOGÍA NO ES NEUTRAL!
Más allá de las atrocidades cada vez más
extremas en las que se basan las guerras,
creo que se está desenmascarando la
neutralidad del sistema técnico. Ya no
podemos decir que la tecnología es buena
o mala según como la utilicemos: ante todo
porque tiene la capacidad de modelar todo
lo que está a su alrededor (seres humanos
incluidos) volviéndose incontrolable y
después, porque cada descubrimiento
tecnológico con finalidades civiles, tanto
si es el perro robot de compañía como el
tejido nanotecnológico resistente a los
ácidos, puede utilizarse en el campo militar.
En los laboratorios y en las universidades
cada hallazgo científico es cómplice y
responsable de la guerra que avanza en el
mundo y la hace cada vez más mortífera
y precisa mediante las tecnologías
convergentes.
Los gobiernos imperialistas hacen la guerra
a los países tecnológicamente menos
avanzados para monopolizar los últimos
recursos del planeta, haciendo cada vez
más difícil la resistencia de los pueblos
colonizados. Las guerras de hoy, de ayer y
de mañana ya son crueles e insensatas; las
tecnologías cada vez llevan más al extremo
cualquier pensamiento descabellado de
los tecnócratas de la guerra. Los estados
están ansiosos para llevar al campo de
batalla sus propios juguetes tecnológicos
exterminadores. A los soldados, desde
sus posiciones lejanas incluso a miles de
kilómetros de los conflictos, sentados
cómodamente encima de una poltrona
delante de una pantalla, les parecerá estar
dentro de un videojuego y dejarán que
todo lo haga el ordenador, despojándose de
sus responsabilidades y convencidos de la
infalibilidad de estas tecnologías.
Artículo de Fenrir