[Italia] El virus de la represión nunca muere

El virus de la represión nunca muere

Si el índice de pandemia está disminuyendo, y si alguna vez ha habido un pico, es evidente que el brazo represivo del nuevo orden genético-digital necesita, por el contrario, reforzar sus disparos. Lo podemos ver en estos días en Trieste, donde los antidisturbios de Lamorgese (1) ya ni siquiera pretenden olfatear a los «extremistas peligrosos» para atacar con tenacidad, incluso a costa de dar en la cabeza equivocada. Las obedientes tropas intoxican con gases lacrimógenos y golpean con cañones de agua a presión a miles de manifestantes extremadamente pacíficos, no sólo de Trieste, sino de toda Italia, que han venido a solidarizarse con una convocatoria que tiene muy pocos precedentes.
Los estrategas de la represión no tienen escrúpulos morales: la motivación para el uso de métodos violentos, pero en este caso más suaves -si comparamos Trieste con los tristes recuerdos del G8 en Génova- no se encuentra en ningún retroceso, segunda intención o reticencia. Simplemente creen que aún no es el momento de utilizar esos métodos que se emplearon durante el G8 o incluso en las cárceles durante el encierro, con la violencia primero expuesta y luego espectacularizada para sembrar el terror. Ahora ya no hay una izquierda a la que temer -si no murió de terror, es cómplice de esta dictadura tecnosanitaria-, sino nuevas subjetividades, quizá a menudo confusas e ingenuas en sus reivindicaciones y quizá precisamente por ello más imprevisibles una vez dispersas, sin parroquias partidistas donde cobijarse y lamerse las heridas. Y, como sabemos, un animal herido es muy peligroso, aunque esté débil y aislado. Su fuerza reside en haber tomado conciencia de las intenciones de su adversario, sabiendo con certeza que su vida y su libertad están en juego. El poco tiempo que tiene por delante no deja lugar a la incertidumbre.

Esta mañana nos hemos enterado por un pequeño grupo de policías de Digos, que han llamado a nuestra puerta, que la ciudad de Bérgamo está llena de murales contra el Paso Verde y las llamadas vacunas. La orden de registro que nos investiga formalmente por estos hechos afirma que somos responsables de esta desfiguración. Si estuviéramos en tiempos normales, probablemente no se habría dado especial importancia a ese tipo de escritos, teniendo en cuenta que las murallas de la ciudad siempre han dado voz a quienes no tenían cabida en otros lugares, y quizá ni siquiera la querían, en esos periódicos donde se consumen las mentiras y se producen las verdaderas fake news.
Ya nos habíamos dado cuenta en septiembre de que los tiempos no son lo que eran, cuando los hombres de Viminale (2) -para comprobar el grado de solidez de la comunicación en Telegram- habían dado peso de repente a estos chats, abriendo investigaciones por terrorismo a partir de algunos comentarios extrapolados ad hoc, considerando estos arrebatos virtuales de las redes sociales como una amenaza muy seria. Todo ello, obviamente, apoyado por los susurros mentirosos de los medios de comunicación oficiales, que de repente se dieron cuenta de que tantas protestas se organizaban con estas herramientas, para cerrar inmediatamente después los paréntesis en estas plazas cada vez más concurridas.
Esto explica el particular clima en el que actuó la brigada de sabuesos a la caza de la desfiguración nocturna, que registró meticulosamente una casa y el centro de documentación de La Piralide, en Bérgamo. Muy pronto, de la búsqueda frenética de botes de spray, se pasó al interés por cualquier tipo de documento político, y la verdadera atención y la correspondiente incautación se dirigieron hacia los ordenadores, las memorias externas, los teléfonos móviles, las agendas telefónicas e incluso una bicicleta, considerada un importante cuerpo del delito.
De los periódicos se desprende que la atención prestada a nuestro grupo se debe a las numerosas iniciativas organizadas en la plaza y en nuestro espacio, como se lee en los periódicos: «destinadas a impugnar la adopción de medidas gubernamentales relativas a la introducción del llamado Pase Verde».
Respondemos a estos intentos de intimidación haciendo nuestras las palabras de los estibadores de Trieste, que llaman a que la resistencia se extienda por todas partes, en cada uno de los territorios, según sus posibilidades y situaciones, multiplicando los momentos de solidaridad -añadimos- donde nacen brotes de lucha sin miedo a ir más allá de las reivindicaciones laborales individuales, denunciando el ataque a la libertad y a los cuerpos con las plataformas de rediseño celular de ARNm llamadas vacunas.
La lucha contra el Paso Verde puede encontrar su verdadero sentido y madurez si comprende los procesos en los que se inserta, luchando contra este mundo biocibernético y transhumanista. La represión puede entonces entenderse y abordarse con herramientas conscientes y a la altura del grado de erosión de la libertad y de los cuerpos.

Bérgamo, 19 de octubre de 2021

Resistencia al nanomundo, www.resistenzealnanomondo.org

(1) Ministra del Interior de la Republica italiana

(2) Hace referencia al palacio Viminale, lugar donde se encuentra la sede del Ministerio del Interior.