[Análisis] Biotecnología y digitalización de la vida. Wolfi Landstreicher
Biotecnología y digitalización de la vida
Durante años he sostenido que la tecnología no es neutral, que lleva consigo la ideología de las formas dominantes de dominación y explotación para las cuales se crea. Si esto no ha sido obvio en desarrollos tecnológicos anteriores, el crecimiento de la biotecnología lo aclara. Siguiendo la metodología de la ciencia moderna, que trata de dividir todo en sus componentes más pequeños en un supuesto intento de “entenderlo”, la biotecnología socava la integridad del individuo y la posibilidad de interacción libre, en lugar de imponer una visión mecanizada de la vida y una dependencia de “expertos” para mantener el funcionamiento de los mecanismos.
Desde su origen, la ciencia moderna ha visto el universo como una gran máquina. En una perspectiva tan mecanicista, el método para lograr una comprensión de cómo funciona el universo es descomponerlo en sus partes y estudiarlas en forma aislada. Por lo tanto, el método científico nunca ha sido simplemente el método empírico: el método de observación. La observación empírica tuvo que ser confirmada en el aislamiento del laboratorio a través de experimentación controlada.
La visión mecanicista del universo satisfacía bastante bien las necesidades del desarrollo capitalista. A medida que el capitalismo se desarrolló junto con los medios tecnológicos a través de los cuales controlaba las clases explotadas y los materiales de la tierra, la comprensión científica de la máquina universal también cambió, proporcionando una justificación ideológica para los métodos en desarrollo de explotación y dominación. Mientras que algunos han intentado pasar las “nuevas” perspectivas científicas de la relatividad y la física cuántica (que ya cuentan con casi un siglo de antigüedad) como un fin a la perspectiva mecanicista y una apertura al “misticismo” en la ciencia, sería más exacto decir que el mecanicismo newtoniano ha dado paso a un mecanicismo cibernético: el universo transformado en una construcción matemática compuesta de bits de información, de cuantios[1]. (Vale la pena señalar que la mayoría de las partículas subatómicas, si no todas, son, de hecho, solo ecuaciones matemáticas que parecen resolver un problema en particular y pueden causar una falla en la pantalla de una máquina que no sirve para nada más que para hacer tales errores en un laboratorio gigantesco.) Aquí la ciencia descarta completamente la observación hasta el punto de igualar los presuntos resultados de los “experimentos mentales” (y ahora las simulaciones computarizadas también) con los de los experimentos materiales. El mundo concreto que experimentamos no es nada. El mundo de los datos, de los bits de información, es todo: es la realidad.
La biotecnología encaja perfectamente en esta visión cibernética del universo. La ciencia de la genética ha hecho realidad lo que la física atómica y subatómica hacían al universo: dividirlo en datos, bits de información intercambiable. Y así como en la “nueva” física, el universo material tal como lo experimentamos deja de ser importante, excepto como un vehículo para la interacción de los cuantios, así que en la perspectiva genética, el ser vivo individual y su relación con su entorno son sin importancia en sí mismos. Son meramente vehículos de información genética, que se convierte en la esencia de la vida, socavando la individualidad, la vitalidad, las relaciones libres y la coherencia holística.
De hecho, lo que esta perspectiva hace es digitalizar la vida. Ya no se considera que nuestro ser consiste en nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras pasiones, nuestros anhelos, nuestras acciones, nuestras elecciones, nuestros deseos y nuestras relaciones en una danza única en el mundo, sino más bien como una serie de bio-bits intercambiables con un potencial para ser ajustado a través de la manipulación por expertos.
El marco social para esta perspectiva ya se había puesto en movimiento mucho antes de que el “descubrimiento” de ADN le diera el material definido para los bits de información. El desarrollo capitalista, particularmente en la última mitad del siglo XX, convirtió al ciudadano (que ya formaba parte del aparato del estado-nación) en un productor-consumidor, básicamente intercambiable con todos los demás desde el punto de vista del orden social. La integridad del individuo ya había sido severamente socavada para servir a las necesidades de la máquina social. ¿Es entonces un gran paso para transformar al individuo en nada más que una suma de partes genéticas que son intercambiables con la parte de cualquier otra herramienta “viviente”?
Los primeros científicos modernos fueron principalmente cristianos devotos. Cuando imaginaron la máquina del universo, fue como una máquina fabricada por Dios con un propósito más allá de sí mismo. Los científicos hace tiempo que dejaron atrás la concepción de un propósito superior. El universo cibernético no tiene otro propósito que el de mantenerse a sí mismo para mantener el flujo de bits de información. Lo que esto significa en un nivel social práctico es que todas y cada una de las entidades existen con el único propósito de mantener el orden social actual. Cada individuo es una herramienta para este propósito, y estas herramientas se pueden ajustar según sea necesario para mantener un flujo de información, es decir, ganancias, que permite a esta sociedad continuar.
Por supuesto, aunque degradados, los individuos todavía existen. Los promotores de la biotecnología se ven obligados a convencernos de sus beneficios. Si la idea de la biotecnología como medio para combatir el hambre en el mundo ha perdido toda credibilidad frente a horrores tales como la tecnología terminator[2] y la patente de materiales genéticos, en el campo de la medicina, la biotecnología ha logrado presentar un rostro mucho más benigno. Las hipótesis genéticas de los orígenes del cáncer, el alcoholismo, la esquizofrenia, la adicción a las drogas y un número cada vez mayor de otras enfermedades, trastornos y comportamientos ahora se aceptan como lugares comunes a pesar de que la evidencia real de esta casi inexistencia, se basa, la mayoría, en conjeturas . Sin embargo, la propaganda de los medios funciona, produciendo la voluntad de muchos de aceptar el uso médico “bueno” de la biotecnología, es decir, la voluntad de ser tratado como una máquina cibernética que puede funcionar más precisamente mediante la manipulación de fragmentos de información.
Los posibles horrores de la biotecnología -la contaminación genética, el escape de organismos genéticamente modificados al medio ambiente, el uso totalitario de la clonación- solo requieren la regulación de este sistema tecnológico para evitar su “mal” uso. Pero si es la ideología fundamental detrás de esta tecnología que cuestionamos, su degradación de los seres vivos individuales en mecanismos para el flujo de bits de información, entonces la reforma se vuelve inútil. Si queremos salvar la dignidad del individuo, la belleza de la vida, la maravilla del universo, entonces debemos actuar para destruir esta tecnología y el sistema social que la produce. Y no podemos olvidar que la biotecnología es simplemente la última y más sofisticada versión de esta ideología degradante que ha sido inherente a los sistemas tecnológicos industriales -y en la domesticación misma- desde el principio. Para aquellos de nosotros para quienes la vida no es mera supervivencia, para quienes la maravilla, la belleza, la pasión y la alegría son la esencia de la existencia, para quienes la singularidad de cada ser vivo es la base de un mundo de relaciones libres, la tarea es tremenda: la destrucción de la existencia digitalizada que se nos ha impuesto y la creación cada día de nosotros mismos como seres únicos y sorprendentes en relación con aquellos que amamos.
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[1] Del latín, cantidad. Representa, en la física cuántica tanto el valor mínimo que puede tomar una determinada magnitud en un sistema físico, como la mínima variación posible de este parámetro al pasar de un estado discreto a otro. (N.T)
[2] Nombre coloquial con que se conoce los métodos propuestos para la restricción del uso de vegetales genéticamente modificados, por medio de obtener que la segunda generación de semillas devenga estéril.
* (traducido del libro Willful Disobedience, cap. II pg 54-57 – Ardent Press, 2009)
FUENTE: BRIEGA.ORG