[analisis] Vacunas, riesgos y negocios
pos Silvia Ribeiro
No sólo si logran efectividad y la venden, también desde antes por la
especulación financiera con sus acciones y, sobre todo, gracias a los
enormes subsidios gubernamentales que están recibiendo. Según el
Financial Times, vender la vacuna puede ser pura ganancia, porque los
costos ya han sido cubiertos por anticipado con dinero público. (Anna
Gross, FT, 12/11/2020).
Otro aspecto muy preocupante: las empresas que han anunciado una
efectividad de más de 90 por ciento en sus vacunas contra el Covid-19,
Pfizer/BioNtech y Moderna, usan una nueva técnica de ingeniería genética
(mRNA) nunca antes probada en seres humanos. La vacuna es experimental,
pero también lo es la propia técnica y sus efectos imprevistos en
general. Sus afirmaciones de que son seguras son más bien bravatas
comerciales: no existe forma de asegurar que no tienen riesgos a mediano
o largo plazos. Incluso a corto plazo, porque no se sabe qué efectos son
detectados o no son reportados.
Al respecto, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la
Naturaleza en América Latina (UCCSNAL) emitió un pronunciamiento donde
explica los riesgos potenciales y llama a aplicar extrema precaución y
evaluación independiente antes de autorizar estas vacunas transgénicas
(https://tinyurl.com/y6cb3w4k).
Las empresas saben de esa falta de certeza. El director ejecutivo de
Pfizer, Albert Bourla, tenía fríamente calculado vender gran cantidad de
sus acciones el día del anuncio de la nueva vacuna, día en el que
experimentaron un aumento súbito de valor, por lo que obtuvo 5 millones
600 mil dólares. También la vicepresidente de la misma empresa, Sally
Susman, vendió ese día acciones por valor de un millón 800 mil dólares.
Además de la infidencia (permitida), refleja que ambos estimaron que
luego las acciones podrían bajar. Las acciones de Pfizer subieron 7.7
por ciento y las de BioNtech 13.9 por ciento. Las de Moderna subieron
una semana después 13 por ciento.
Por si les quedaban dudas, recordemos que el interés principal de las
grandes trasnacionales farmacéuticas no es la salud, sino la ganancia.
De hecho, su cliente ideal son las personas enfermas, porque sanas o
fallecidas dejan de consumir. Esta industria ha hecho tales porcentajes
de ganancia, que han sido objeto de análisis de varias comisiones de
competencia, incluso en EEUU, que confirmaron que tenían porcentajes de
retorno de ganancia mayores que muchos otros rubros industriales.
Además, tienen un amplio y pésimo historial en reconocer sus errores y
los graves efectos secundarios que han provocado a diversas personas,
así como en asumir los costos de éstas e indemnizarlas. Según la
encuestadora Gallup, en 2019 las empresas farmacéuticas pasaron a ser
las peores consideradas por el público de EEUU, aun más abajo que las
industria de petróleo y gas o las de propaganda por sus
abusos.(https://tinyurl.com/y37d955r)
A principios de la pandemia, varias grandes farmacéuticas dudaban en
invertir en vacunas, porque con las epidemias anteriores, los virus
mutaron y no lo veían como una buena inversión. Anna Gross reporta en
Financial Times que las empresas cambiaron de opinión cuando vieron que
los contagios se trasmitían entre personas y que eso aseguraba un área y
un periodo mucho mayor de permanencia de la pandemia. Pero el factor
principal, agrega, fueron los cuantiosos subsidios públicos sin
precendente, especialmente en EEUU. La Operation Warp Speed de la
administración estadunidense otorgó mil 200 millones de dólares a
AstraZeneca; mil 500 millones a Johnson y Johnson; mil 600 millones a
Novavax; mil 950 millones a Pfizer; 2 mil millones a Sanofi/GSK y 2 mil
millones a Moderna, entre inversiones y acuerdos de compra.
David Mitchell, de la asociación civil Pacientes por Medicamentos
Accesibles, señaló que en el caso de Moderna, el gobierno parece haber
pagado todos los costos de investigación y desarrollo, por lo que el
alto precio de venta que anunció ( 60 dólares por vacuna, 3-6 veces
mayor que otras en curso) es todo ganancia
(https://tinyurl.com/FT121120). La colaboración de Moderna en el
desarrollo de la vacuna con el Instituto Nacional de Salud, que dirige
Anthony Fauci, le provee aún más recursos públicos, como reclutar y
supervisar voluntarios, etcétera.
Moderna espera lucros adicionales con otras vacunas que tiene en camino,
con la misma tecnología de mARN que nunca ha sido probada. Gracias al
estado de aprobación urgente por la pandemia que están solicitando las
empresas, esperan poder pronto comercializar las otras vacunas también.
No podemos permitir que esta industria de la ganancia proceda sin
rigurosas evaluaciones independientes, en el mayor experimento humano
transgénico hasta la fecha. Tampoco que se las apoye con dinero del
erario y personas voluntarias a las que no se informa del espectro real
de riesgos e incertidumbres que hay en juego. La vacuna es el más
estrecho de los enfoques en la pandemia, y no la va a solucionar, de
hecho se espera que el mercado subsista por años.
Lo que se necesita es cuestionar las causas y prevenir. Aún así, hay
otras vacunas en desarrollo que no agregan la nueva capa de riesgos de
estas de Pfizer, Moderna y otras de ARN y ADN.